Hace ya años que muchos de nosotros acudimos a la llamada de la administración sanitaria para paliar un problema coyuntural, el de la falta de pediatras en Atención Primaria y la necesidad de cubrir la atención sanitaria al menor en primaria. Ese problema, lejos de resolverse, se ha convertido en estructural y hoy día el 30% de los médicos que estamos contratados en plazas de pediatría en Madrid ya nos encargamos de la salud de al menos el 40% de los niñ@s atendidos por el SERMAS (unos 900.000 niñ@s).
Somos médicos dedicados en exclusividad a la Atención Primaria Pediátrica, algunos desde hace más de dos décadas. Aunque nuestra especialidad es diferente de la pediatría vía MIR. Nuestra especialidad es la Atención Primaria. En Atención Primaria nos hemos formado y en Atención Primaria podemos brindar toda nuestro conocimiento y experiencia, lo mejor de nosotros mismos orientado a la atención de la salud de los menores, en su doble vertiente familiar y comunitaria.
Todos estos años de servicio público y de fidelidad a la administración sanitaria en las plazas y turnos de trabajo más exigentes no se han visto correspondidos y el trato que hemos recibido y sufrimos, hasta hoy, es injusto.
Médicos de Atención Primaria que trabajamos por y para la Atención Primaria estamos obligados a firmar contratos indignos con cláusulas que nos condenan a una inseguridad
laboralermanente en las plazas que ocupamos (a ellos y a nuestros pacientes) sin posibilidad de asegurar nuestra estabilidad en la plaza que atendemos con las mismas condiciones que el resto de médicos de primaria.
Médicos de Atención Primaria que trabajamos por y para la Atención Primaria convertidos en médicos de segunda. Estos médicos de primaria llevamos muchos años de dedicación exclusiva al menor pero no podemos presentarnos a plazas de Atención Primaria Pediátrica. Sólo podemos presentarnos a oposiciones para plazas de Atención Primaria a adultos, de las que nos hallamos muy alejados en formación y experiencia por haber atendido en su momento la invitación de la propia administración para que nuestra dedicación fuera exclusiva al menor. De esta manera estos profesionales estamos en franca inferioridad de condiciones para conseguir una plaza fija y estable. El acceso al derecho a la carrera profesional se convierte así en una quimera.
Por otra parte, la administración nos hace invisibles, oculta a los padres la titulación de quienes atienden a sus hijos, obligándonos a una especie de clandestinidad, queriendo hacer creer a los padres que se cumple un deseo imposible, que todas las plazas están ocupadas por pediatras. No es así, no lo será en el futuro próximo y los médicos que AMAPED representa somos necesarios para seguir dando la mejor atención posible a la infancia.